sábado, 12 de marzo de 2011

Y llegó la noche, y quiso salir de fiesta.

Daba igual que fuera un pajarito con las alas replegadas. Daba igual que fuese un niño un poco inocente, porque él quería ser mayor. Él quería conocer todo ese mundo que veía en sus series y en sus libros.

Y he de decir que fue extraño, porque él creía que podría hablar con cualquier persona. Pero no. No todos sonreían cuando él les dirigía la palabra, y desde luego ninguno quería pararse a compartir su tiempo. De pronto, se había visto envuelto en un mundo de individualismo disfrazado en desenfreno. Y nada más lejos de la realidad. Él, que sabía lo que era lanzarse al vacío, aún no se había visto en la situación de perder el control.
Entró en un bar, armado de libreta y lápiz, y pidió una cerveza. No sabía lo que era emborracharse, pero quería sentirse parte de aquel mundo extraño. Cuando llevaba unas dos horas ensimismado en su mundo de nubes de grafito, entró una mujer en el bar. ¿Una mujer? Se fijó bien en ella, y rescató de sus ojos el brillo de esa mirada pícara que le comía la cabeza. No era una mujer, sino una niña disfrazada de mayor. Y qué bien le había salido. Una fuerza magnética conectaba sus miradas.

Pero la cintura de la niña estaba rodeada por un brazo de hombre. Y eso sí que era un hombre, que no había quien lo dudara. Ton estaba seguro de que si a cualquiera se le ocurriera incluso pensarlo, rodarían cabezas. Lo recorrió con la mirada. Y aunque no era del todo consciente de lo que significaba ese brazo, sentía el lazo alrededor del cuello de la mujercita, como la correa que ata a un perro a su dueño. Y le entró una furia por dentro hasta entonces desconocida. Pero no se asustó, porque algo le decía que no era el momento de ser temeroso. Sus alas se removieron inquietas en su espalda.

El hombre llevó a la chica a una mesa apartada, y Ton no paraba de mirarlos. Intentaba volver a concentrarse en sus papeles, pero su mente solo estaba en aquella mesa que no era suya. Y en aquella chica que tampoco era suya.

1 comentario:

  1. Soy "ego", el universo orbita a mi alrededor
    y converge en mi ombligo con una pelusa.
    En mi ombligo esta nube de algodón
    con alta proporción de celulosa.

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