viernes, 4 de febrero de 2011

Ton desplegó sus alas pardas

Ton desplegó sus alas pardas, y de pronto se vio a sí mismo sobrevolando la sierra castellana. El viento revolvía su pelo, y sus ojos brillaban de pasión. El aroma a encina despertaba sus sentidos. Desde arriba, todo era diferente; mucho mejor. Sin querer, se le escaparon una sonrisa y un par de lágrimas. El aire le refrescó la boca, y un estornudo salió del susto. Miró hacia el horizonte y viró hacia el sur entornando las alas. El viento le empujaba a su favor y se recreó, meciéndose entre corrientes.

Entonces vio un par de alas rubias surgiendo entre nieblas, a su derecha. Al principio, confuso, imaginó que podría ser una águila imperial de extraordinario tamaño. Pero jamás había visto ninguna águila albina. al notarla acercarse, se descubrió un rostro. Y un cuerpo.

Sus miradas reflejaban sorpresa y estupor. De pronto el sol salió de detrás de una nube, y notaron la calidez. Y ella sonrió gigante, y se lanzó contra él en picado. La esquivó, más confuso aun. Ella se alzó de nuevo. Se miraron de frente, y ahí comprendió. Una nube refulgió en esa sonrisa.

Se vio envuelto en el juego más divertido de su vida. Ella superaba en picardía a los halcones, en ingenio a los murciélagos y en destreza a los martines pescadores. Y él no podía dejar de buscar sus volteretas. Pero ella lo superaba una y otra vez, con la conciencia de quien sabe que tiene la sartén cogida por el mango. Hasta que en una de esas se adelantó a ella, y sus plumas se rozaron. Fue tan eléctrico que perdió altura, y por un instante temió la caída. Cuando volvió a mirarla, descubrió su rubor, y de un momento a otro le entraron las prisas. Dio una vuelta en torno a él, a modo de despedida, y se alejó, llevándose sus rubores y sus sonrisas de nube.

Y él se quedó solo en medio de aquella inmensidad azul, envuelto aún en un aroma de juego infantil y mirada de sirena. El viento le meció, y por primera vez en su vida sintió la pequeña penita pena de que se acabe un día, porque sabes que ni el siguiente ni ningún otro serán igual.

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